sábado, 7 de diciembre de 2019
PRIMER LIBRO DE SAMUEL, CAPITULO OCHO
Ante el deseo del pueblo planteado ante Samuel de tener un rey sobre ellos al igual que las naciones vecinas, en abierto desmedro del gobierno teocrático del Señor, menospreciando de pasada a Samuel quien ya era avanzado en años, Samuel plantea ante el Señor la petición de los ancianos.
Los hijos de Samuel tampoco cumplían las espectativas de su padre, sino que eran hombres no solo sin vocación de servicio a Dios, sino que también, como los hijos de Elí, se habían mezclado con las costumbres del pueblo y eran impíos.
El Señor, atendiendo a su petición, les concede un rey según ellos lo anhelaban, dejando claro que aquellos no habían menospreciado a Samuel solamente, sino a Dios mismo.
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