sábado, 7 de diciembre de 2019

PRIMER LIBRO DE SAMUEL, CAPITULO SIETE


Después de aquella batalla en que murieron Elí y sus hijos, los filisteos subyugaron a Israel por un lapso de veinte años, durante los cuales se hizo pesada la carga por el tributo y obviamente el abuso de los filisteos sobre un pueblo escaso en armas. Al cabo de este tiempo, Samuel hizo reunir a los hombres de guerra en Mizpa, donde el Señor tronó sobre los filisteos y otorgó una aplastante victoria paras su pueblo.

La memorable piedra de Eben Ezer celebra esta gran victoria provista por Dios, luego de un periodo humillante de servidumbre a los filisteos debido a la apostasía de los israelitas. De hecho, Samuel los insta a dejar los ídolos que ya se habían introducido en el culto diario de los israelitas. De allí el castigo generalizado sobre toda la nación estos veinte años, dado que la responsabilidad era común, ya que la apostasía de la casa de Elí había contaminado a toda la nación.

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